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Redacción Ciberadio
El Comité Noruego del Nobel destacó su “persistencia y coraje al promover una transición pacífica hacia la democracia en Venezuela”, subrayando su papel como símbolo de esperanza en un contexto de censura, persecución y violaciones sistemáticas a los derechos civiles.
Una trayectoria marcada por la resistencia
Nacida en Caracas en 1967, Machado inició su carrera pública como fundadora de la organización civil Súmate, dedicada a la observación electoral y la promoción de la participación ciudadana. Su liderazgo se consolidó durante los primeros años del chavismo, donde se convirtió en una de las voces más visibles en defensa del voto libre y la transparencia institucional.
En 2011 fue elegida diputada de la Asamblea Nacional, pero su escaño fue retirado por el régimen tres años después. A partir de entonces, enfrentó un proceso constante de hostigamiento político, inhabilitaciones y amenazas que la obligaron a vivir en la clandestinidad.
El ascenso de una figura que desafió al poder
En 2023, Machado alcanzó notoriedad internacional al ganar con un abrumador 92 % de apoyo las elecciones primarias de la oposición, convirtiéndose en la principal aspirante para desafiar al oficialismo en los comicios presidenciales de 2024. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Justicia la inhabilitó, impidiéndole participar formalmente en las elecciones.
Pese a ello, se mantuvo como referente moral y político de la oposición, respaldando la candidatura de Edmundo González Urrutia y continuando su campaña por la vía pacífica, con un discurso centrado en la reconciliación y el restablecimiento del Estado de derecho.
Un Nobel que trasciende fronteras
El reconocimiento a Machado llega en un momento de creciente presión internacional sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Organismos multilaterales, gobiernos y organizaciones de derechos humanos han intensificado los llamados a garantizar elecciones libres y liberar a los presos políticos.
El Comité Nobel describió a la dirigente venezolana como “una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de la oscuridad” y que “encarna la esperanza de un futuro distinto, en el que los derechos fundamentales sean respetados y las voces ciudadanas escuchadas”.
Repercusiones políticas y simbólicas
La concesión del premio tiene un fuerte impacto simbólico. Para muchos, se trata de un respaldo explícito a la resistencia civil y un mensaje directo a los regímenes autoritarios de la región. En Venezuela, las reacciones se dividieron: mientras los seguidores de Machado celebraron el galardón como una victoria moral, sectores oficialistas lo descalificaron como una maniobra política internacional.
Más allá de las posturas, el Nobel consolida la figura de María Corina Machado como una de las líderes latinoamericanas más influyentes de la última década, y marca un nuevo capítulo en la lucha por recuperar la institucionalidad democrática en su país.
Un reconocimiento a la esperanza
El Premio Nobel de la Paz 2025 no solo premia una trayectoria, sino también una idea: que la resistencia pacífica puede ser una herramienta poderosa frente al autoritarismo. Desde su exilio forzado y su permanente riesgo personal, Machado ha insistido en que el cambio debe llegar “sin odio, sin violencia y con la fuerza de la verdad”.
Su nombre quedará grabado entre las figuras que han sido reconocidas por defender la dignidad humana y el derecho de los pueblos a vivir en libertad.