La revista Time nombró a los llamados “Arquitectos de la IA” como Persona del Año 2025, una distinción que reconoce la influencia decisiva de la inteligencia artificial en la economía, la política y la vida cotidiana durante este año. El grupo está integrado por figuras que han diseñado, desarrollado y popularizado los sistemas de IA más avanzados del mundo.
Redacción Ciberadio
Entre los nombres destacados se encuentran Jensen Huang (Nvidia), Sam Altman (OpenAI), Elon Musk (xAI), Mark Zuckerberg (Meta), Lisa Su (AMD), Demis Hassabis (Google DeepMind), Dario Amodei (Anthropic) y Fei-Fei Li (Stanford/World Labs), representantes de la convergencia entre grandes tecnológicas, laboratorios de investigación y academia.
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Una distinción que refleja el peso de la IA en 2025
Time subraya que Persona del Año no es un premio ni un reconocimiento moral, sino un registro de quién o quiénes tuvieron mayor impacto en los acontecimientos de los últimos doce meses. En 2025, la elección recae sobre los responsables de una tecnología que dejó de ser promesa de futuro para convertirse en infraestructura básica del presente.
La publicación destaca que la IA se ha vuelto indispensable para empresas de todos los sectores, ha impulsado nuevas capas de crecimiento económico y ha reconfigurado la competencia geopolítica, al tiempo que genera preocupación por sus efectos en el empleo, la salud mental, la privacidad y la concentración de poder.
El nombramiento se suma a una tradición en la que Time ya ha situado a la tecnología en el centro de su portada, como ocurrió con “La Computadora” en 1982 o “Tú” en 2006, cuando puso el foco en la irrupción de internet y la participación ciudadana en línea.
Quiénes son los “Arquitectos de la IA”
El grupo reconocido reúne a líderes que han impulsado el salto de la IA generativa a la masividad:
Jensen Huang, director ejecutivo de Nvidia, cuya compañía se consolidó como la más valiosa del mundo gracias a su dominio en chips avanzados para centros de datos y entrenamiento de modelos.
Sam Altman, al frente de OpenAI, responsable de la expansión de ChatGPT, que ya suma cientos de millones de usuarios semanales y nuevas capacidades como acceso a la web y gestión de tareas complejas.
Elon Musk, impulsor de xAI y de una carrera por construir grandes centros de cómputo dedicados exclusivamente a modelos de inteligencia artificial.
Mark Zuckerberg, que integró bots conversacionales y asistentes basados en IA en plataformas masivas como Instagram y WhatsApp.
Lisa Su, CEO de AMD, figura clave en la carrera de hardware y software para IA frente a Nvidia.
Demis Hassabis, responsable de Google DeepMind, uno de los laboratorios más influyentes en modelos avanzados y aplicaciones científicas.
Dario Amodei, CEO de Anthropic, centrado en modelos de “IA de frontera” y en debates sobre seguridad y regulación.
Fei-Fei Li, referente académica y fundadora de World Labs, cuyo trabajo en visión computacional y datos ha sido fundamental para el desarrollo del campo.
Las portadas dedicadas a esta elección muestran tanto el carácter visionario de estas figuras como las tensiones éticas y sociales asociadas a la tecnología que lideran.
Competencia geopolítica y gigantescos centros de datos
La decisión de Time se enmarca en una carrera global por el liderazgo en inteligencia artificial. En Estados Unidos, el gobierno ha apoyado proyectos de gran escala como Stargate, una iniciativa de alrededor de 500.000 millones de dólares destinada a construir centros de datos para entrenar y alojar modelos avanzados, con la participación de actores como SoftBank, OpenAI, Oracle, Nvidia y Microsoft.
En paralelo, China acelera su propia estrategia con inversiones en chips, desarrollo de modelos propios y la aparición de startups especializadas. Ejecutivos de compañías asiáticas citados por la revista señalan que, aunque la brecha en hardware persiste, la distancia en capacidades de modelos se ha reducido de forma notable.
Según estimaciones recogidas por Time, los principales proveedores de servicios en la nube —Amazon, Microsoft, Google y Meta— han destinado unos 370.000 millones de dólares en 2025 a infraestructura vinculada a la IA, evidenciando una carrera por dominar la próxima generación de servicios digitales.
Avances, usos cotidianos y adopción masiva
El año 2025 estuvo marcado por el salto cualitativo de los modelos de lenguaje y las herramientas de codificación asistida. OpenAI, Anthropic y otros desarrolladores presentaron sistemas capaces de razonar mejor en lenguaje natural, escribir gran parte de su propio código y funcionar como asistentes avanzados para profesionales y empresas.
Time recoge casos de pequeños negocios que automatizan procesos con chatbots, estudiantes que usan IA para estudiar y realizar tareas, y usuarios que recurren a sistemas conversacionales para obtener compañía, orientación emocional o ayuda creativa. La adopción ya no se limita a grandes corporaciones: llega a aulas, consultorios, comercios y hogares.
Riesgos, controversias y dilemas éticos
La expansión acelerada de la IA también ha multiplicado las señales de alarma. Expertos consultados por la revista advierten sobre un posible aumento significativo del desempleo en ciertos sectores, especialmente en trabajos administrativos y de entrada, a medida que se automatizan tareas de oficina y análisis de datos.
Se mencionan, además, efectos en la salud mental, como casos de usuarios que desarrollan vínculos problemáticos con chatbots o experimentan episodios de angustia y desorientación tras interactuar con sistemas conversacionales. Demandas judiciales contra empresas de IA y el debate sobre la llamada “psicosis por chatbot” han ganado espacio en la discusión pública.
En el ámbito educativo, surgen inquietudes sobre el impacto de la IA en el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad y la autoría de los trabajos académicos. Al mismo tiempo, la desinformación generada o amplificada por herramientas de IA alimenta las presiones para establecer límites y mecanismos de verificación más estrictos.
Una nueva era marcada por decisiones de alto impacto
Los líderes agrupados bajo la etiqueta de “Arquitectos de la IA” coinciden en señalar el potencial transformador de esta tecnología, pero reconocen que existen riesgos que aún no están totalmente cuantificados. Algunos destacan la posible mejora de la productividad y la eficiencia, mientras otros ponen el foco en la concentración de riqueza, la gobernanza de los sistemas avanzados y el reparto del poder que estos concentran.
La elección de Time registra el punto de partida de una nueva etapa: la inteligencia artificial como infraestructura central de la vida moderna y a sus principales artífices como actores clave en la definición del rumbo económico, político y social de los próximos años.
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