Redacción Ciberadio
Los hermanos cumplen una condena mínima de 50 años de prisión por el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, ocurrido en 1989 dentro de la lujosa mansión familiar en Beverly Hills. El crimen, cometido con una escopeta, estremeció a la opinión pública y dio lugar a uno de los juicios más mediáticos de la década de los noventa.
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La audiencia de Lyle Menéndez
La sesión más reciente, correspondiente a Lyle Menéndez, se prolongó por más de diez horas. Durante la misma, el interno tuvo la oportunidad de dar unas palabras finales en las que mostró arrepentimiento:
“Nunca podré compensar el daño y el dolor que causé a todos los miembros de mi familia. Lo siento mucho y lo lamentaré para siempre”, expresó con voz quebrada.
Pese a esta declaración, el comité no se mostró convencido. La decisión se sustentó en antecedentes de conducta irregular dentro de la cárcel, en particular el uso no autorizado de un teléfono celular por un periodo prolongado, hecho que para las autoridades evidencia una falta de adaptación a las normas y un factor de riesgo para su reinserción social.
El caso de Erik Menéndez
Un día antes, Erik Menéndez enfrentó un escenario similar. A pesar de haber demostrado participación activa en programas de rehabilitación y talleres, y de reconocer la gravedad de sus actos, la Junta concluyó que su liberación no era viable. En el dictamen, se lo calificó como un riesgo “moderado” para la comunidad.
Un proceso marcado por la polémica
Desde sus inicios, el caso Menéndez estuvo rodeado de controversia. Durante el juicio, la defensa intentó demostrar que los hermanos habían actuado tras años de abusos físicos y sexuales por parte de su padre. En contraste, la Fiscalía defendió la tesis de que el móvil era económico: la ambición por heredar la fortuna millonaria de sus progenitores.
La magnitud del caso, la vida de lujo de los acusados y la crudeza del crimen convirtieron el proceso judicial en un fenómeno mediático. El público estadounidense siguió cada detalle a través de transmisiones televisivas, debates y programas especiales, lo que convirtió a los Menéndez en un símbolo de los excesos, traumas y contradicciones de una generación marcada por el poder y el dinero.
Un futuro incierto
Tras esta nueva negativa, Erik y Lyle continuarán cumpliendo sus sentencias en prisiones de California, donde han pasado más de tres décadas de su vida adulta. Aunque el sistema legal les permitirá presentar futuras solicitudes de libertad condicional, los argumentos expuestos por la Junta reflejan que el camino hacia la excarcelación luce aún lejano.
Mientras tanto, el caso sigue siendo objeto de documentales, series y análisis que reavivan el debate sobre la justicia, la violencia intrafamiliar y el peso de los medios de comunicación en juicios de alto perfil.