Vía DW
Un notorio capo de la droga se esconde para someterse a una cirugía de cambio de sexo, pero luego regresa para recuperar a su familia. ¿A quién se le ocurre una historia así? Al director francés Jacques Audiard. La envolvió en un musical, con canciones empáticas e interludios de baile artístico: cine para el corazón. Hollywood está encantado: 13 nominaciones a los Oscar, cuatro Globos de Oro. Es difícil conseguir más elogios por adelantado. Pero también ha recibido críticas.
Por mucho que al mundo del cine le guste "Emilia Pérez", la película ha recibido poca aprobación en México: ¿localizaciones mexicanas originales? ¿Actores mexicanos? ¡Ni hablar! Audiard produjo su drama complejo lejos de México, en un estudio cerca de París. Con la excepción de Adriana Paz, los actores frente a la cámara, en su mayoría, no son mexicanos: la mujer trans española Karla Sofía Gascón interpretó al capo de la droga en transición, con las actrices estadounidenses Zoe Saldana y Selena Gomez en otros papeles principales.
¿Explota "Emilia Pérez" la crisis de México?
La película está llena de "estereotipos" y es un testimonio de "la ignorancia y la falta de respeto hacia México", criticó la periodista mexicana Cecilia González. En la plataforma X, escribió que "Emilia Pérez" explota "una de las peores crisis humanitarias del mundo": la desaparición masiva de personas en México.
El director de fotografía mexicano afincado en Hollywood Rodrigo Prieto criticó que todo en "Emilia Pérez" parece "falso", excepto Adriana Paz. La actriz mexicana, que interpreta a la viuda de una víctima del cártel en la película, estuvo presente en una conferencia de prensa en la que se criticó duramente el trabajo de Audiard. Reaccionó de una manera que nadie esperaba: Paz reveló entre lágrimas que ella misma había sido víctima de un secuestro hace 15 años. La actriz sufrió un colapso frente a la cámara.
Una historia dolorosa en México
Audiard sitúa la historia de su drama musical en México. El problema de los desaparecidos en México solo se menciona de pasada. Una escena muestra a mujeres de hombres asesinados y desaparecidos cantando la canción "Para". Según el director, un coro de viudas como este existe realmente en México. Pero el cambio de sexo de una persona tampoco es el centro de atención. "La verdadera pregunta es: ¿Estoy autorizado a hablar de ciertos temas? Como francés blanco y heterosexual de unos 70 años, ¿se me permite tratar una transición [de género]? ¿Sobre el sufrimiento de los que quedan atrás por los crímenes del cártel? Bueno, creo que sí. Vivo en este mundo, leo y percibo, pienso. ¿Y por qué no iba a formular y expresar estos pensamientos, ya sea en forma hablada, cantada o incluso bailada?
"Quería dimensiones más grandes, ampliar la visión, llegar a un público más amplio". Por supuesto, esto conlleva el riesgo de simplificar. "Y, por supuesto, podría haber elegido un tema más fácil. Podría pasarme la vida evitando todos los temas peliagudos", dijo.
Françoise Greve, de la Coordinación Alemana de Derechos Humanos en Berlín, considera que es "extremadamente cuestionable" retratar a un jefe del cártel como un activista de derechos humanos, como sugiere la película. Pero, a pesar de todas las críticas, Greve afirma en entrevista con DW que rige la libertad artística. "Puede hacer una película como quiera. Simplemente no debe olvidar lo doloroso y explosivo que es el tema en México. Cuando aborda un tema como este, también tiene que asumir hasta cierto punto la responsabilidad de las narrativas que se crean y de cómo resuenan".