Nota publicada originalmente por ABC
Con apenas 18 años prácticamente debutó en «Clueless (Fuera de onda)», una comedia juvenil que supuso también la revelación de Alicia Silverstone. Su proyección no se limitó al filme dirigido por Amy Heckerling, sino que cuatro años después terminó por consagrar su trayectoria como en Hollywood en «Inocencia interrumpida», que supuso el Oscar para Angelina Jolie pero también su proyección definitiva.
Más que su inocencia, lo que se interrumpió de forma abrupta fue la vida de Brittany Murphy, cuando apareció muerta a los 32 años hace justo una década. El fallecimiento de la actriz, que también apareció en películas de éxito como «8 millas», donde intervino junto al rapero Eminem, y «Sin City», la adaptación al cine del cómic del mismo título, estuvo repleto de rumores sobre una posible sobredosis, algo que no solo nunca se confirmó sino que se llegó a demostrar que era falso.
En la década de los 2000 se vinculó la gran pérdida de peso de Murphy con una posible adicción a la cocaína, algo que la propia actriz, que también doblaba la voz de Colleen en «Futurama», tardaría cinco años en desmentir. «No, nunca la he probado en toda mi vida, nunca la he visto, y no salgo mucho de casa, excepto para ir a trabajar», afirmó a la revista «Jane» en 2005.
Diez años después de su traumática muerte, todavía un halo de misterio rodea las circunstancias de su deceso. El 20 de diciembre, a primera hora de la mañana, el Departamento de Bomberos de Los Ángeles respondió a una «llamada de emergencia» en el domicilio donde la actriz, que había mantenido anteriormente una relación con Ashton Kutcher, residía con su marido, el guionista Simon Monjack. Supuestamente, Murphy se había caído en el baño, y los servicios de emergencias intentaron reanimarla en el lugar del incidente e incluso la trasladaron al hospital, donde llegó muerta.
La primera autopsia de la actriz, realizada por el forense Ed Winter, informó de que la muerte «parecía ser natural». El experto de los Angeles County indentificó que la causa del fallecimiento de la intérprete era neumonía, con factores secundarios de la anemia por deficiencia de hierro y la intoxicación de drogas múltiples, todas ellas legales. En ese mismo informe, se detallaban los medicamentos que Murphy había estado ingiriendo, probablemente para curar un resfriado, y entre los que se hallaban «altos niveles» de hidrocodona, paracetamol, L-metanfetamina y clorfenamina. Aunque aseguraba que su muerte había sido un accidente, el forense destacaba que «los posibles efectos adversos fisiológicos de niveles elevados de estos medicamentos no pueden ser descartados, especialmente en su estado de debilidad».
Por si las extrañas circunstancias de su muerte no fueran suficientes, apenas cinco meses después del repentino fallecimiento de la actriz, su viudo fue hallado muerto en la casa que el matrimonio compartía en Hollywood Hills, California. Después de este suceso, el Departamento de Salud Pública inspeccionó la casa de ambos para investigar si el motivo de la muerte del matrimonio habían sido hongos tóxicos, algo que quedó descartado por la familia cuando mandaron investigarlo en 2009. «Debido a productos de inferior calidad utilizados por el constructor y los subcontratistas, el hogar Murphy tenía un problema persistente de fugas», informó el portavoz de la familia.
Tuvieron que pasar casi cuatro años para que un nuevo análisis determinara que en el cadáver de Brittany Murphy había diez tipos de metales en distintos niveles, algunos de ellos usados en veneno para ratas. Este nuevo informe descartó la muerte natural de la actriz, arrojando una nueva incógnita sobre su desaparición, que, apuntan, debió tratarse de un suicidio o un homicidio.
